9:49 Edit This

Él no estaba allí. Y no iba a volver.
Ni siquiera me molesté en ponerme de pie. Sólo dejé que las lágrimas trazaran su curso por mis mejillas arreboladas. Era un llanto cargado de angustia, dolor y, sobre todo, frustración.
Frustración, porque sabía que estaba corriendo detrás de nada.
Él no volvería y yo lo tenía muy claro.
Pero amaba pretender que él aún estaba allí, llamándome.

Por que hace Falta Más Valor Para Sufrir, Que Para Morir.